viernes, 6 de noviembre de 2009

La espera del hijo… (extracto)


Y que te veías linda con esa pancita, con esa carita añoroza, mirando las cositas de bebe, esperando la próxima ecografía, ¿te acuerdas? Había como más luz, como más tiempo libre para abrazarnos, para acostarnos, para conversar de cómo le pondríamos, de cómo iba a ser, de que se demoraba tanto en pasar el tiempo…
Te veías tan bonita, tan contenta esos días, y pintamos la casa, y arreglamos una pieza, sin colores aun, porque no sabíamos a esa altura si era machito o hembra lo que venía...
Te reías todo el día, andabas siempre cansada, pero reías aun cuando debías ir al baño a cada rato, que la incontinencia, me decías, que el bebé ésta ocupando toda la pancita y aprieta todos los lugares, decías.
Me gustaba llegar a casa aunque fuera a cambiarme de ropa para partir de nuevo a la pega, eran días duros, pero el olor del hogar y tu risa lo alegraban todo…
Rompiste la guitarra un día, no la viste y la pasaste a llegar, estabas llorando ese día, por la guitarra, que me iba a enojar, pensabas, que qué ibas a hacer, pero no pude más que reírme, era una guitarra vieja, lo importante era que estabas bien, y te reíste, y tomamos unas fotos, y salimos esa tarde a buscar la cunita y el resto del ajuar para el bebé.
Llegó el día de saber que era, machito o hembra, y tu no querías que entrara contigo, y el doctor te dijo que no importaba, pero al final igual entre, y recuerdo los sonidos de la maquina esa, pasando por tu barriguita, y tu risa nerviosa cuando escuchamos el corazón del bebé, y el médico apunta a la pantalla, y nos dice “es un niñito, ¿ven? Ahí se notan sus genitales”, y te pusiste a llorar, y yo casi, casi, porque me tuve que aguantar, y volvimos a casa inventándole nombres, imaginándonos su rostro, si seria feo como yo, de mal carácter como tú, o si acaso le importaría a él todo eso, cuando lo único importante era que estaba sano, y era fuerte. Tanto que costó que llegara, tantas pruebas de mierda, de esas que dan rabia, pero estaba ahí, vivo, alegre, pateando como Chuck Norris a tu barriguita. Y cómo nos divertíamos hablándole, poniéndole música, contándole cuentos, y yo le hablaba mientras tu dormías, que vas a ser un campeón, le decía, un hermoso demonio como nosotros dos, porqué se sabe, lo más lindo es lo que más cuesta conseguir, y cresta que nos costó que llegara él… que apareciera en tu barriguita, que empezara a crecer, y te cantaba canciones, ella te tejía ropita celeste…


A Maite


El rezo de un niño hambriento
El beso de una amante lejana
La ilusión de volver a casa de un moribundo soldado
En medio de un campo de flores ensangrentadas
Eso eres tu

No mas que un sueño tras una pared de locura
De sangre derramada arrancando de a poco la vida
De una pesadilla soñolienta y lejana
De un beso robado en una tumba
Solo eso eres tu…






A la muerte de un amigo…


No quiero mirar…

La nieve cubre tu cuerpo ahora frío

no quiero mirar

Me hielo

Por dentro y por fuera me hielo


No quiero entrar

No quiero el calor de la casa

Ni menos creer lo que veo


Como un tonto frente a un espejo

No veo la realidad

Estas ahí, callado, tranquilo, en paz

Eso quiero creer

Esperaste a que me fuera

A qué no te viera caer

Esperaste el silencio

La soledad

El desamparo


Esperaste a que no llamara

a no escuchara tu voz en la distancia

Esperaste a estar solo

Callado

En medio de la tormenta

Para dejarte ir


Imagino tus ojos vidriosos

alegres

Qué me saludaban de ese modo

Entre niño y anciano

Entre hermano y compadre


Te miro

finalmente rendido

No quiero entrar a la casa

No quiero pensar que esto es real…


Me agacho

rendido, agobiado,  

Finalmente llorando como un imbécil  

tomo tu cabeza,

Miro tu hocico cerrado


Tus orejas largas y peludas
Toco tus patas
Te quito el collar

Eras más que un perro
Más que un amigo
Un hermano, un compañero
Un confidente, un fiel paisano

Adiós amigo mío
Te digo acariciando tu cabeza ya fría
Nos veremos otra vez
Tal vez en otro momento
En otro lugar…

 







lunes, 2 de noviembre de 2009

El. viejo profesor

Fue una tarde de domingo
paseaba por la plaza
cabeza baja
arrugado
sin sonrisa

maldito
me dije
era él

aun a esta altura no podia no odiarlo
sus manos aun quemaban en mi cara
cuando a golpes queria enseñarme

tenia el niño aquel que fui
apenas 9 años

me acerqué
le hablé
y me desquité empujanolo al piso
y rompiendole el baston en la cara

no
no estaba feliz entonces
pero en algun lugar
el niño aquel
sonrió al fin...


El miedo

molinos de viento
convertidos en cal

azufre
pastos
el sol

la sombra de las nubes
que se vuelven hollin

garganta saturandose
manos atadas
pegadas con estiercol

risas

100% Alcohol

Quiero besar ese cuerpo inmaduro
desgarrarlo a besos
morderlo a golpes
quiero su boca sangrando en la mia