Me has bañado en tu propia sangre
Me has convertido en un clavo de tu insolente cruz
Cómplice de tu miseria
He llevado las cadenas detrás de ti
Aliviándote el peso de tus culpas
Pero cada vez que yo padecía
Iba cargando el madero solo
Cada vez que mis pies se rompían
Veía solo mi sombra conmigo
Cada vez que sangraba
Solo el olor de tu sangre importaba
Decías “amor” en lugar de “esclavitud”
Tu propia miseria la convertías en la mía
Culpándome por tus dioses creados
Esclavizabas mis andanzas con tus caprichos adoloridos
Y no había más libertad que la que tu creías merecer
Nunca pedí más que un gesto
No palabras vacías
No besos ni abrazos baratos
Solo un gesto amable
Solo un poco de ese atormentado amor que nunca sentías más que por tu propio autoengaño
Una vez rotas las mentiras que te inventaste
Volviste la mirada a mí
Culpándome por tus dolores
Por tus mentiras y por tu mundo de fantasía imberbe
Golpeado
Magullado y herido
Me dejaste caer de tu altar de banalidades
Escupiste en mis cadenas y aumentaste la velocidad de mi caída
Olvidaste que parte de tu peso lo cargué yo
Que parte de tu dolor lo consumí yo
Que mucho de tu sufrimiento lo viví yo
La carga tuya fue mía
Y la mía solo mía fue
Así
Una vez alzada
Cuan albatros que de pronto se vuelve gaviota
Me dejaste a merced de las olas y la tormenta venidera
Escupido
Maldito
Olvidado
Y hambriento
Con un llanto mas dolido que el de un niño muerto
Con una pena más infinita que la de una sombra de Hiroshima
Bajo la lluvia de un paramo frio
Congelado hasta convertirme en huesos
He renacido
Poco a poco
Costra tras costra
Lamiendo la pus de mis alas rotas
Cortando las uñas encrestadas en mis sienes
Una sonrisa nueva me eleva y entretiene
Y el sol brilla en este horizonte
Que nunca podrás entender…
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